sábado, 4 de diciembre de 2010

¿Acaso es sólo la fama el motor del sacrificio, del héroe Beowulf?

“Wotan me ha puesto un corazón duro en el pecho, dícese en una antigua saga escandinava: ésta es la poesía que brotaba con todo derecho del alma de un vikingo orgulloso. Semejante especie de hombre se siente orgulloso cabalmente de no estar hecho para la comparación.[1] Friedrich Nietzsche.

La tesis de Nietzsche, respecto del espíritu implacable, presente en los nórdicos, ese “Corazón duro”, que afirma, de ninguna manera puede tolerar la comparación. Se encuentra en gran medida dentro del espíritu de Beowulf, pues representa una dureza tal, que incluso no duda en entregarse a manos de la madre muerte.

Mi trabajo, entonces, es una meditación acerca del sacrificio heroico en Beowulf y su connotación filosófico-religiosa. El héroe, en esta obra, se muestra muy entusiasmado con la trascendencia de su nombre, los versos cantan:


“Has que mis brazos, después que me quemen

Alto en la costa, un túmulo erijan:

Corone grandioso la Punta Ballenas

Dando a mí gente memoria de mí

Y por ello la llamen los hombres del mar

El Peñón de Beowulf, cuando surquen las naves…”

[Beowulf: 2802-2807]


Beowulf, se muestra preocupado por la trascendencia de su paso por este mundo, quiere asegurar que su estancia en esta tierra no sea la de un ser más, que es lanzado a las tinieblas del olvido luego de la muerte; por el contrario, muestra, y demuestra, la importancia que tiene su entrega voluntaria a los acogedores brazos de la muerte, y no duda en pedir que se bautice con su glorioso nombre una quebrada; pues su sacrificio, por un lado tiene mucho de preocupación por el bienestar de su comunidad, por el otro, tiene una basta significación individual.

Pero: ¿Cómo entender el sacrificio de Beowulf como un acto individual y que además, es también, un hecho fructífero para la comunidad? Desde una perspectiva simple, el sacrificio de Beowulf es un sacrificio por la fama, de hecho, Wíglaf, entre lamentos dice:


“…Para un noble guerrero

Mejor es la muerte, que vida sin gloria”

[Beowulf: 2890-2891]


También se podía ver este anhelo de la gloria, por sobre el valor de la propia vida, pues mientras Beowulf, emprende su lucha contra el dragón, su amigo exclama:


¡Oh querido Beowulf, no dejes de hacer

Lo que en tiempo lejano, de joven juraste:

Que nunca en tu vida, querrías que en nada

Menguase tu fama…”

[Beowulf: 2663-2666]


Por lo tanto, Beowulf encontraba sentido a la vida sólo en la fama, incluso, como un Aquiles, moriría por ella. Además, debe observarse también la inquietud de nuestro héroe, por resguardar su nombre en una quebrada al lado del mar, que ya señalaba anteriormente.

Sin embargo, la reflexión acerca del sacrificio, apenas da su primer paso en los lamentos de Wíglaf. Ciertamente, la visión con respecto al sacrificio para Beowulf, tiene una connotación gloriosa, pero no se agota en aquello.

Con respecto a este aspecto puntual, deberé hacer referencia al mito nórdico, del sacrificio de Odín (que es lo mismo que Wotan). El asio, cuentan las antiguas eddas, no tenía mejor medio, para alcanzarse a sí mismo y a la sabiduría más excelsa, que colgarse de un árbol. Nos cuenta el poema:


“Sé que he estado colgado

De un árbol sobre una roca expuesta al viento

Nueve noches enteras

Con una lanza herida,

Y que me he ofrecido a Odín.

Yo mismo a mí mismo;

Sobre este árbol

Cuya raíz nadie sabe

De donde proviene.[2]


[Edda Poético]


Podríamos pensar, entonces, que existen raíces en el mito de Odín y su descubrimiento de la sabiduría de las runas, para poder aproximarse a una reflexión más profunda, respecto del sacrificio heroico.

Pues, esta cultura del norte, tenía una concepción del sacrificio que era tangencialmente distinta a la del cristianismo. Pues Cristo se sacrifica a favor de la humanidad y del perdón de los pecados, para formar la Nueva Alianza. Sin embargo, Odín cuando se sacrifica no lo hace por alguien más que sí mismo, ni para otra cosa, que no sea la sabiduría de las runas.

En el caso de Beowulf, si bien el sacrificio no tiene una connotación gnóstica, tiene un tinte odinista: la del que exclama: “Yo mismo a mí mismo” al momento de dar el paso hacia la muerte.

Beowulf, da su vida, para sí mismo. Pero esto no es excluyente de la ayuda al resto de la comunidad. Pues él, veía bien, que su recuerdo era lo que perviviría en esa comunidad y en esa quebrada.

El danés deja su vida, pero teniendo presente, que su ser, su nombre y su fama no perecerían con su cuerpo, en garras del dragón. Beowulf veía en su muerte la eternidad del recuerdo.

Nos diría Nietzsche:


Espíritu es la vida que se saja a sí misma en vivo: con el propio tormento aumenta su propio saber - ¿Sabíais ya esto?

Y la felicidad del espíritu es ésta: ser ungido y ser consagrado con lágrimas para víctima del sacrificio…[3]


Es decir, el sacrificio de Beowulf, tenía tras de sí, el anhelo profundo de la felicidad del espíritu, que el filósofo alemán plantea.

Finalmente, aclarando cualquier tipo de interpretaciones: el sacrificio de Beowulf, no guarda un trasfondo cristiano, a pesar de la constante mención que se hace durante el relato, a ese dios extraño al ideal heroico, el dios que se escribe con mayúscula. Sino que este héroe busca la felicidad del espíritu, que no se logra de otra forma que siendo consagrado con lágrimas para víctima del sacrificio… la felicidad que sólo puede tener quien se sacrifica por sí mismo. No por una humanidad que clama por la disolución del pecado original, esas cosas no competen a los guerreros vikingos a quienes Wotan les ha puesto un corazón duro en el pecho.

Por lo tanto, Beowulf y su sacrificio tienen una connotación muy marcada de las creencias nórdicas, especialmente en el mito del descubrimiento del saber rúnico, luego del sacrificio de Odín, pues Odín, luego de su sacrificio dejó a la disposición de los hombres la sabiduría de las runas; Beowulf, por su parte, libró a su pueblo del tenebroso dragón y además bautizó con la gloria de su nombre un bello lugar donde los navegantes y su pueblo pudiesen, recordarle como a un hombre osado y fuertemente vital que prefirió dar la vida por su propio nombre, antes que morir como un cobarde.

.·Hliðskjálf·.



[1] Nietzsche, Friedrich. Más Allá del Bien y del Ma.l. Aforismo: 260. Buenos Aires: Gradifco, 2007.

[2] Niedner, Heinrich. Mitología Nórdica. Barcelona: Olimpo, 1997.

[3] Nietzsche, Friedrich. Así Habló Zaratustra. Cap. “De los Sabios Famosos Santiago: Ediciones Gabriela, 2007.

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